Aurora
19/Jul/2011
bloody hand
02

Querida Cristina;

Ya ha pasado una semana desde la última vez que le escribí. Parece ser que usted no tiene intención de responderme, pero yo seguiré insistiendo.

Las cosas aquí han cambiado bastante. Vino a visitarnos lo que creo que es el Ejército, vaya usted a saber por qué, así que ahora sólo dejan salir a la gente que tiene suficiente dinero como para sobornar a los médicos. Resulta que ha habido más ancianos que han caído enfermos, por lo que es probable que sólo sea por nuestra seguridad. Yo creo que es por las pastillas que nos dan, que cada día tienen un color distinto. Seguro que en la mierda por puré que nos dan nos echan algún tipo de medicamento raro. Hay días que sabe como a puerro quemado y otros como a gusanos podridos. Empiezo a pensar que esos cabrones intentan hacer algún experimento con nosotros.

No me extraña que la sra. Paquita haya querido morderles, desde luego yo también lo hubiera hecho. Y para colmo a la srta. Carla, mi enfermera, hace dos días que no me visita. Nadie me quiere decir dónde está, pero tengo sospechas de que también haya caído enferma. Es una auténtica pena, ya que era la única que me daba un soplo de vida en ésta prisión. Me han asignado otra enfermera pero es muy ruda y estúpida. Con la srta. Carla si quería, podía dejar de tomarme alguna pastillita, sobretodo unas ovaladas de color rojo que no me daban buena espina, pero con ésta han llegado incluso a atarme a la silla y obligar a tragarmelas. Tengo un ligero escozor en la garganta de tanto vomitar.

Lamento no poder estar ahí con ustedes ahora que ha empezado el verano. Seguro que mis sobrinos ya están hechos unos buenos mozos. Aquí ya sólo me quedan mis cigarrillos , pero esos mal nacidos me han quitado la boquilla. Juro que la recuperaré.

Un beso hermana.