Aurora
03/Ago/2011
bloody hand
03

Queridísima Cristina;

Empiezo a pensar que tal vez usted no esté bien de salud y por eso no me responde, o tal vez no le interese lo que le cuente su vieja hermana. Tampoco se lo reprocho. Desde que me vine aquí con Víctor olvidé completamente a la familia. Siento una profunda tristeza y soledad en mi interior. Espero que algún día pueda perdonarme por lo que hice.

Está haciendo un tiempo horrible, parece mentira que sea verano. El cielo se oscurece a ratos, y ha habido varias noches que ha diluviado. Parece que Dios se ha molestado por algo, aunque a mí ya me viene bien porque el olor a lluvia disimula el de la mierda. Sólo espero que no genere retrasos en la correspondencia.

En el geriátrico los enfermeros se están volviendo locos. Llevan varios días cambiándome de habitación y no quieren darme ningún tipo de explicación al respecto. Ahora mismo estoy en la de la Sra. Paquita. Me pregunto en qué mente enferma cabe el mangonear de esta manera a unos pobres ancianos como nosotros, y más sabiendo que algunos tienen graves problemas de salud. Al menos he podido encontrar el escondrijo donde la Sra. Paquita guarda su tabaco. No tiene tanto sabor como el mío, pero ya me sirve.

Quisiera que se pusiera en contacto con este sitio de inmediato. Sus métodos están empezando a preocuparme. Hace dos noches tiré la papilla a la cara de esa sinvergüenza que tengo como enfermera, y después de hacerme tragar la pastilla a la fuerza me ató a la cama y no me pude levantar en toda la noche. Su risa al ver todo mi cuerpo magullado y mi cama meada, me hizo enfurecer de verdad. Algún día le daré su merecido, ya verá.

Intente buscar ayuda lo más rápido posible, quiero salir de éste sitio cuanto antes mejor.

Su hermana que le quiere.

Aurora