Aurora
09/Dic/2013
bloody hand
23

Querida hermana;

 

Ésta última semana Álvaro y yo hemos estado un poco ajetreados entre la búsqueda de provisiones y supervivientes. A pesar de que ahora, a parte de vieja, soy minusválida, creo que me desenvuelvo bastante bien. He improvisado lo que yo llamo “la patarueda”, que me ayuda a protegerme y sirve como vía de escape rápida.

Simplemente no quería llevar muletas, y Álvaro me ayudó a atarme a la pierna una pata metálica de camilla con su ruedecita chirriante (es adorable). ¡Hasta puedo volver a correr! Siento que ya nadie me va a parar; esos malditos apestados lo pagarán caro.

Eso sí, a veces se sale del sitio y sale volando, pero la última vez tuve la suerte de que impactó en una de esas criaturas y Álvaro tuvo tiempo suficiente para acabar con él.

Por cierto, ¿se acuerda de que escuchamos a alguien gritar? Pues resulta que era una chica, una jovencita que había ido a parar al ambulatorio gracias a que Álvaro había colgado un trozo de sábana por la ventana con las palabras “SOS Aquí”. La chica entró por una de las puertas de atrás y nos estuvo buscando por todos los pisos. Justo cuando pasaba por nuestra puerta nos escuchó conversar, pero en ese momento se acercaban más criaturas de esas y salió corriendo presa del pánico. Cuando la escuché uno de esos la había agarrado por el bajo del pantalón. Pudo salvarse gracias a que llevaba el hacha que arrebató a su padre cuando éste se volvió loco e intentó matarla.

Parece asustadiza pero cuando la acorralan se envalentona y saca todo su potencial. Los tres formamos un buen equipo de matanza; Tamara (no había dicho su nombre hasta ahora), Álvaro y yo. Mientras Álvaro llama su atención, Tamara y yo nos esperamos en un rincón, a cada lado del pasillo, y cuando se acerca uno de ellos nos abalanzamos y no paramos hasta que agota su último suspiro.

Creo que he encontrado un grupo en el que de verdad me siento integrada. Los tres sabemos exactamente el papel que desenvolvemos y lo próximo será limpiar de una vez por todas el ambulatorio de “intrusos” y empezar a tapiar puertas y ventanas.

Hoy me siento rejuvenecida de nuevo.

Le quiere,

Aurora.